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Los devotos portaron las imágenes de la Virgen y el NIño.
La Virgen vuelve a salir en procesión el Día de las Cruces

La Virgen vuelve a salir en procesión el Día de las Cruces

Aunque no brilló el sol, muchos casareños disfrutaron de un día en el campo, junto a la ermita de la patrona

Lucía Campón Gibello

Martes, 29 de marzo 2016, 07:04

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Los casareños celebraron ayer su día de fiesta local. El día de Las Cruces, Lunes de Pascua, se vivió en el campo, en el paraje de la Jara. Era la festividad de la Virgen del Prado y aunque el sol no brilló como muchos quisieron, la lluvia no hizo acto de presencia y los romeros pudieron disfrutar de la jornada campera.

Desde primeras horas de la mañana los grupos de amigos y familiares se ubicaron en las distintas zonas para coger un buen sitio donde instalar el chiringuito. Otros muchos casareños se cobijaron en las casas próximas a la ermita como cualquier otro domingo.

La misa en honor a la Virgen se celebró a la una del mediodía. Decenas de personas formaron parte de este encuentro que estuvo oficiado por el párroco Luis Vidal y el padre Resti. La cofradía de la Virgen, integrada por cinco matrimonios, presidió la celebración religiosa. Este año no había representación de mayordomía, un puesto que para este 2016 estará vacante. El pasado mes de enero se renovaron las distintas cofradías pero nadie se presentó para ocupar este cargo, por lo que la cofradía se hace cargo de las funciones este año.

Poco antes de las dos de la tarde, los devotos salieron del santuario porque, esta vez, la Virgen sí iba a salir en procesión. Hacía ya dos años que no lo hacía por la lluvia, pero la jornada, pese que estaba nublado y algo desapacible, dejó salir a la patrona. La Virgen lucía el manto de colores. La cofradía lo denomina el manto de la primavera. Llevaba el rostrillo, su corona, y estaba adornada por diferentes tipos de flores.

La imagen del Niño, ataviada del mismo color que la Virgen, fue portada por numerosos menores muy ilusionados con este cometido. Todos querían acercarse para llevar por un momento esta pequeña imagen.

La procesión discurrió por un tramo de la carretera de la entrada al paraje del Prado. Luego, y como es habitual cada año, se llevó a cabo la subasta de los brazos para entrar a la Virgen de nuevo a su ermita. En ese acto se recaudó un total de 340 euros por los catorce brazos que se encargó de pujar por segundo año el mayordomo Teodoro Barrantes. Varios brazos se pujaron por 40 euros. El pasado año la recaudación ascendió a los 560 euros.

En esta subasta suelen participar los devotos que ofrecen su manda a la patrona. No obstante, ese día también se aportan distintos donativos. No la voy a pujar pero la voy a coger un poquito y le doy la limosna, dijo una mujer mientras se pujaban los brazos. En el interior de la ermita decenas de grandes velas, que se habían adquirido a un euro, estaban encendidas delante del altar. Quienes le rezaban a la Virgen también dejaban monedas y algunos billetes en su urna.

En esta jornada no se pusieron a la venta los productos de la Virgen, aunque se pueden adquirir en la casa de los ermitaños durante todo el año.

El día transcurrió con normalidad. En esta romería suele haber más presencia de casareños residentes en otras ciudades por su proximidad a los días de Semana Santa. Un matrimonio de casareños residente en Barcelona estaba feliz por disfrutar del día de Las Cruces en su pueblo. Muchos otros, entre ellos residentes en la localidad, se perdieron este encuentro por motivos laborales. Es lo malo de este día, que es lunes y hay mucha gente que trabaja fuera del pueblo, decían. Aún así, quienes pudieron estar en la romería intentó cobijarse del frío y pasar un rato agradable con su gente.

Los niños disfrutaron al aire libre, aunque también contaron con algunos castillos hinchables y puestos de venta ambulante donde se ofertaban numerosos juguetes.

Los más longevos recuerdan cómo vivían este día décadas atrás. Lo recuerdan similar, un día en familia y con los amigos, aunque la forma de llegar hasta la ermita era bien distinta. Se hacía en caballos, carros, remolques y burros. No había prácticamente coches y la gente venía incluso andando, señalan algunos casareños. Ahora, el trayecto se hace más ameno con las paradas, donde se saca la tortilla y la patatera, y se comparte en corrillo mientras se cuentan historias.

El próximo domingo será la romería en honor a San Benito, y los casareños esperan que el día acompañe para poder disfrutar de otra jornada en medio del campo.

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