Resurge la costumbre de pasar un día de campo en las romerías

Los devotos pujaron por los banzos de la Virgen del Prado para entrarla en la ermita.
TRADICIÓN

En los últimos años los días de romería se celebraban la mayor parte del tiempo en el camino. Los grupos de amigos cambiaban las sillas de campo y las cestas por bolsas con hielo, bebidas y comida para hacer más fácil el trayecto hasta las ermitas. Poco a poco parece que resurge la tradición de ir directamente al campo y acompañar desde primeras horas de la mañana a la patrona y a los santos.

­Así se ha podido comprobar en las últimas romerías. Precisamente la de la Virgen del Prado, que se celebró tras el domingo de Resurrección, contó con gran presencia de casareños dispuestos a pasar un día tranquilo en las proximidades de la ermita.

­Ese día la patrona salió en procesión, acompañada por la imagen del niño que fue portada como cada año por los más pequeños. Como ya es tradicional los devotos pujaron por sus banzos para poder entrar a la Virgen a su casa. En esta ocasión llegaron a pagar hasta 50 euros por algunos de los puestos y así cumplir las promesas realizadas. Finalmente, resultó ser un día tranquilo y familiar.

­San Benito

­Lo mismo ocurrió el pasado 1 de mayo con la celebración del Día de San Benito. La mayoría de casareños ocupó un lugar próximo a la ermita para pasar un día de campo junto a familiares y amigos. También se procesionó a la imagen del Santo por los alrededores de su templo. En en esta ocasión la Cofradía de San Benito y San Blas organizó una carrera de cintas, que contó con la presencia de casi una treintena de jinetes. A los ganadores se les entregaron premios donados por empresas de la localidad. "El fin era pasar un día divertido con actividades próximas a la ermita para que la gente esté entretenida ", matizaron desde la cofradía. En esta ocasión, la charanga también amenizó la jornada festiva de todos los allí presentes.

­Pese a que muchos prefieren volver a la antigua costumbre de celebrar las romerías, aún hay quienes no dejan a un lado el camino y eligen recorrerlo en coche o burro, haciendo las tradicionales paradas.