Cesan los ladridos en las calles Lobo y Cantarranas

El Ayuntamiento ha dado un ultimátum a los dueños de los perros, que finalmente han cambiado de lugar a sus animales

Las calles Cantarranas, Lobo y Ronda de la Charca han sido las afectadas. L.C.G.
PROTESTA VECINAL

La polémica por los ladridos de los perros que ha afectado durante cuatro años a los vecinos de las calles Cantarranas, Lobo y Ronda de la Charca parece haber finalizado. Tras la recogida de firmas por parte de los propietarios de las viviendas de estas calles, el Ayuntamiento ha dado un ultimátum a los dueños de los animales que provocaban malestar a los vecinos.

En el último pleno ordinario, celebrado el pasado 29 de septiembre, el Partido Popular preguntó al equipo de gobierno sobre este hecho que ha provocado constantes protestas vecinales desde el año 2007, según indicaron a este diario los vecinos. El alcalde, Florencio Rincón, apuntó en sesión plenaria que "hemos tratado de solucionar este asunto, hemos enviado cartas a los dueños de los perros y se va a denunciar a una persona a pesar de que se quiera justificar".

Ante la amenaza de denuncias por parte del Consistorio, dos de los dueños de los perros decidieron cambiar hace días a sus animales a otro lugar de la localidad, alejados de la zona de viviendas. Sin embargo, aún quedaba una camada en las cocheras próximas a estas viviendas, y que según el último informe emitido por la Policía Municipal también ha desaparecido finalmente de la zona. "Habíamos informado a este vecino que si en el plazo de quince días no retiraba a los perros de esa zona presentaríamos la denuncia", apostilla Rincón.

Las diferentes camadas de perros, que habitaban en cocheras cercanas a las viviendas de estas calles afectadas, han impedido durante mucho tiempo que los vecinos pudieran descansar plácidamente. Antes de conocer esta resolución, desde el colectivo vecinal apuntaban que "el ruido es aún más insoportable a partir de las doce de la noche cuando empieza a estar todo más en silencio y con cualquier ruido comienzan a ladrar al mismo tiempo".

Por ello, el último intento por resolver este asunto lo hicieron los afectados con la recogida de firmas, en la que plasmaron su protesta formalmente. Al final, parece ser que todo se ha solucionado y los vecinos podrán vivir en paz.