

Las plagas de pájaros en la localidad se han convertido en una de las principales preocupaciones de los vecinos. La invasión de estorninos y palomas tienen en vilo a los casareños. Ambas especies se han apoderado de los parques y paseos, de casas y naves sin inquilinos, de explotaciones ganaderas o de la piscina municipal.
La problemática se agudiza en el periodo estival, ya que el intenso hedor que dejan sus excrementos no conjuga con los apetecibles paseos que a los vecinos les gusta dar en las noches veraniegas. Los casareños presencian cómo el Paseo de Extremadura o el de Los Pescadores, repletos de frondosos árboles, han cambiado su imagen por la irrupción de los pájaros, de forma masiva, en los últimos años.
La situación en la piscina municipal también es compleja. Los estorninos pernoctan en los árboles, dejando la suciedad en el césped, que al pisarlas los bañistas trasladan a los vasos. En esta zona, las bandadas de pájaros son muy visibles tras la puesta de sol. «El cielo se convierte en una inmensa nube negra, es increíble ver a todos los pájaros trasladándose de los cables de alta tensión de un extremo del Paseo hasta la zona de la piscina», cuentan las familias que frecuentan el parque infantil próximo a estas instalaciones. No conciben que estos lugares públicos, con gran presencia de niños, carezcan de la higiene necesaria. Insisten en que esta suciedad, también visible en el mobiliario urbano, son causantes de infecciones y enfermedades. «En esta zona de los columpios hay más mierda que en gallinero», expresa molesto Rodrigo, otro padre de familia.
«Es una pena y una guarrería ver el Paseo, hace años todos los niños jugábamos aquí sin problema, ahora no te puedes sentar ni en los bancos, y sólo si tienes suerte evitas que te caguen encima cuando paseas», expresa María Jesús Mena.
Este asunto se trató en la sesión plenaria del pasado mes de julio. En el turno de ruegos y preguntas, el Grupo Popular expuso que «la situación del Paseo es una vergüenza, siendo la entrada al pueblo y un lugar de referencia». Así, el portavoz de los populares, Lorenzo Rocha, manifestó al alcalde que esta situación «provoca muchas críticas por parte de los vecinos». También alarmaron sobre la suciedad en la piscina municipal.
El alcalde, Rafael Pacheco, manifestó que «hay dificultades serias para poner medidas que sean eficaces a estos problemas». Pacheco confirmó que se trata de una plaga, y que se ha intentado en los últimos años poner remedio sin éxito. El Ayuntamiento hizo uso de drones y de repelentes para ahuyentar a los pájaros. Según indican, se ha contactado con diversas empresas para que realicen «estudios para poder ahuyentarlos».
Asimismo insistió en que «nos preocupa la situación pero no es una cuestión de que no se limpie sino que hay bandadas que son incontrolables». Por el momento no hay una solución a este problema, y se descarta la poda masiva de árboles. La última se hizo en el año 2012. «Hemos talado algunos este año y el problema sigue estando, una poda masiva no solucionaría este problema, hay que ahuyentarlos», dice el primer edil.
Sobre este asunto los cazadores tienen numerosas opiniones. Conocedores de esta problemática, y sabiendo que la ley no ampara el exterminio de los pájaros en el casco urbano, creen que la solución más efectiva sería la de hacer quedadas diarias, previas a la dormida de las aves, para lanzar petardos en distintos puntos de las zonas más afectadas. «Cada 30 metros se podría poner una persona a lanzar petardos durante un rato, antes de que se ubiquen para dormir, durante una semana seguida y así se evitaría que pernocten en el pueblo», concreta Emilio Cordobés, presidente de la Sociedad de Cazadores.
En este colectivo conocen perfectamente el perfil de esta ave, a la que califican como de las más inteligentes. «El estornino está siempre en alerta, vigila la zona donde tienen que comer primero y luego actúa, no se dejan atrapar», dicen.
Según cuentan los cazadores, la reproducción de estorninos se ha duplicado en los últimos años. «Antes solían poner cuatro huevos, y ahora hacen hasta dos puestas de nido al año», añaden. Hace unos años se concedió permiso a este colectivo para que tiraran con sus escopetas en el Paseo de Extremadura, que mitigó el problema en parte, pero esa experiencia ocasionó un revuelo entre los ecologistas y protectores de las aves. Desde entonces no se han concedido más permisos para esa práctica. No obstante, piensan que «ahuyentando a las aves sólo se logra cambiarlas de sitio, con lo cual el problema no se soluciona, sino que se traslada a otro lugar».
Otros vecinos plantean el problema que los pájaros ocasionan a la vida de los árboles. José Vivas, casareño residente en otra ciudad y muy preocupado por esta situación, se pregunta si los árboles no deben ser protegidos al igual que los pájaros. «Tenemos un precioso paseo, pero los muchos miles de pájaros ocasionan con sus excrementos que sea intransitable y provocan un nauseabundo olor, pero más grave aún puede ser el paulatino deterioro de los árboles donde pernoctan que progresivamente se van secando», expresa mediante email a este diario.
Desde la Asociación para la Defensa de la Naturaleza y los Recursos de Extremadura (Adenex) se explica que «la biodiversidad es importante pero siempre que no sea molesta para la ciudadanía, se trata de conseguir un equilibrio entre ambas», resalta Gerardo Pizarro, integrante de este colectivo. Además, aseguran que «el excremento de los pájaros contiene ácido que afecta a la vegetación».
Las alternativas disuasorias que ofrece Adenex son, por ejemplo, la instalación de cañones de sonido, que actuarían las 24 horas. Sin embargo creen que es una medida poco efectiva «porque las aves se acostumbran al sonido». La presencia de aves de cetrería, las redes para capturarlas o la instalación de cajas nidos de aves rapaces diurnas y nocturnas que provocan un efecto positivo.
Además de estas medidas, desde la Consejería para la Transición Ecológica y Sostenibilidad de la Junta de Extremadura también aconsejan la poda de la vegetación donde suelen anidar o la instalación de elementos luminosos. Señalan que «los estorninos son aves silvestres y no tienen ninguna medida de protección especial, solo la de régimen general que marca la norma nacional sobre especies silvestres».
Sobre la problemática existente en Casar de Cáceres, indican que «la Dirección General de Sostenibilidad no tiene constancia de plaga de estorninos ni existe expediente, y las cuestiones de salubridad y limpieza es un asunto de competencia solo municipal».
Si los estorninos tienen en jaque al pueblo, las palomas se lo están poniendo muy difícil a los ganaderos y a otros muchos vecinos que las tienen que soportar en sus patios o barrios. Por la noche estas aves buscan refugio en las viviendas deshabitadas. Numerosos vecinos se sienten encerrados en sus viviendas. «No podemos abrir las ventanas porque en el patio del vecino está todo infestado de excrementos», cuenta un vecino de la Avenida Constitución. Técnicos en edificación consultados aseguran que «la suciedad acumulada en las viviendas puede ocasionar graves problemas estructurales». A ello se suma la inseguridad en cuestión de salubridad, ya que son un foco de infección para los vecinos que tienen que convivir próximos a estas aves.
Por las mañanas dejan las casas para trasladarse a las explotaciones ganaderas en busca de comida. Allí conviven con las vacas. Así lo cuenta Rubén Tovar, de la explotación Tovar e Hijos ubicada en las proximidades de La Charca. «Es impresionante ver a diario los centenares de palomas que vienen hasta la explotación, se posan en los tejados y aprovechan para comerse el pienso de las vacas», relata. Ya no saben qué medidas acatar porque las pérdidas son cada vez más abultadas. Según cifran, cada paloma se come unos 40 gramos de comida diariamente. «Si calculamos que haya unas 500 palomas, al mes son 300 euros que se comen, pero es que en realidad son muchas más, son incalculables las que hay», dice. El problema se ha intensificado en los últimos años.
De hecho aseguran que la presencia de esta ave ha provocado que otras especies hayan huido, como la golondrina o la tórtola. Cada día, además de atender a su ganado, debe preocuparse por salvaguardar el pienso, ya que reparte unos 3.000 kilos cada dos días. «Lo tapamos con las pacas de paja porque las vacas pueden mover los kilos y buscar la comida, pero las palomas no son capaces», añade.
La situación con la presencia de palomas se agrava ya que sus excrementos son un foco de infección para la ganadería. «Sus excrementos se mezclan con la comida y los veterinarios nos dicen que puede llegar a provocar infecciones», detalla. De ello han dado conocimiento durante años, tanto a la Junta de Extremadura como al Seprona, pero hasta la fecha no han tenido respuesta. Han usado cetrería, y tapan la comida con lonas opacas. «Lo máximo que llegamos a conseguir fue un permiso para tirar cohetes, pero para que eso sea efectivo tienes que invertir mucho dinero porque son caros», destaca.
En la otra parte del pueblo, en el Camino de Sancho Gil, los ganaderos de la explotación Rincón S.C. ya han buscado la solución a la invasión de palomas. Hace poco más de un mes instalaron unas redes que le costaron mil euros, para proteger su instalación. «Se comían 60 kilos diarios, que son unos 15 euros al día, así que en poco tiempo rentabilizaremos la inversión de las redes», cuentan sus propietarios.
Las ganaderías más afectadas son las más próximas al municipio, aunque las más alejadas también notan la presencia de las palomas.
El problema se hace también extensivo, por ejemplo, a los aficionados a la viticultura. Para sus cultivos las aves son una amenaza. Tomás Barrantes asegura que, en su viña, ubicada en la zona de El Cajujo, se pueden llegar a comer en tan solo una semana entre 400 y 500 kilos de uva. La única solución posible es la protegerlas con redes y dedicar más tiempo a proteger su viña.
Un vecino afectado por la problemática de las palomas lanza esta reflexión. «si las paloma son las denominadas ratas del aire, ¿qué pasaría si el problema fuera con una plaga de ratas?, ¿se actuaría de otra forma distinta a la de los pájaros?».
Empresas de desratización consultadas por este diario concretan que «cada problema conlleva unas necesidades y es necesario realizar estudios de la situación y las zonas afectadas». Lo que está claro es que la responsabilidad de edificios y parques públicos corresponde al Ayuntamiento, mientras que en las zonas privadas son los propietarios quienes deben tomar las medidas. «Se puede hacer uso de halcones para ahuyentarlas, tomar soluciones para que no se posen o no pernocten, pero hay que analizar cada caso para saber cómo hay que proceder», argumentan.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Encuentran a una mujer de 79 años muerta desde hacía varios días en su domicilio
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.