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Cuidemos La Jara

Cuidemos La Jara

Hay muchas familias que dependen de estos minifundios para sacar adelante su explotación ganadera.

ANTONIO CEBRIÁN 'EL MORENO'

Miércoles, 26 de junio 2019, 19:01

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Hace un par de semanas se declaró un incendio en nuestro bello paraje de La Jara, en las inmediaciones de la Virgen del Prado, en torno a las 17 horas.

Las cuarenta o cincuenta hectáreas calcinadas se repartieron por varias propiedades. Algunas de ellas dedicadas a fincas de recreo y otras, la mayoría, a explotaciones ganaderas.

Gracias a la eficaz intervención de nuestra guardia civil y el cuerpo de bomberos el incendio fue sofocado en torno a las 23.00h de ese mismo día.

Los expertos apuntaron que todos los indicios indicaban que no se trataba de un fuego accidental. Las temperaturas bajas de ese día no eran propicias para la generación de un incendio espontáneo. El fuerte viento impidió que su control se demorara hasta bien entrada la noche. Olivos centenarios iluminaban la noche como siniestras antorchas.

Produce una inmensa tristeza ver arder a un viejo olivo, sus hojas se retuercen de dolor cuando las llamas les alcanzan. Poco se puede hacer para salvarlos ante el ataque de un fogonazo. Aunque arrojes cubos de agua, su tronco hueco y seco (el esqueleto que lo sostiene) funciona como el tiro de una chimenea absorbiendo el aire a gran velocidad por la base y de esta forma se acrecienta la intensidad de las llamas.

Este fuego, que afortunadamente no destruyó muchas hectáreas. Sí puso de manifiesto las debilidades de nuestra gestión municipal, tan eficaz en otras muchas cosas. Las carreteras y caminos, si están suficientemente atendidos, son cortafuegos naturales que impiden la propagación de los incendios. Pudimos observar cómo la llamas, sin mucha dificultad, saltaba el camino de la Jara, todo ello facilitado por la vegetación, seca y crecida, de las cunetas; zarzas, escobas, pasto seco, etc.

El Casar es un pueblo eminentemente ganadero, muchos ciudadanos viven de sus explotaciones. La preservación de caminos y la prevención de incendios debería ser una prioridad máxima. Hay muchas familias que dependen de estos minifundios para sacar adelante su explotación ganadera.

En el camino de la Virgen del Prado hay zarzas que se adentran en la calzada medio metro, achicando la ya estrecha carretera.

Otra lamentable evidencia que nos deja este incendio, una vez quemado el pasto y las zarzas de las cunetas, es el «desahogo» del personal arrojando botellas y latas dejando las gavias como auténtico depósitos de basura. Desde estas líneas una súplica: mantengamos limpios nuestros campos, nuestros parajes naturales, nuestros paisajes. No tenemos otro planeta donde vivir. Cuidémoslo.

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