Dos olivos abrazados simbolizan el amor y la amistad del pueblo casareño

El diseño es obra del artista Suiz Nelumbo, y el artesano Antonio Ollero le ha dado forma con sus manos, contando con la colaboración de Miguel Méndez y Alicia Ollero. El resultado final fue presenciado ayer por unas 300 personas que asistieron a la inauguración oficial de esta plaza tras haber sido remodelada el pasado año.

Los olivos sustituyen a La Cruz que fue trasladada al cementerio hace ya dos años. Están rodeados por plantas autóctonas como la hierbabuena, la menta, el romero y el tomillo, y por varios platos de porcelana que antaño fueron protagonistas en las mesas de los hogares casareños, como símbolo de la hospitalidad del pueblo casareño. «Esos platos han sido testigo de alegrías en los hogares pero en ellos también han caído lágrimas», expresó Santi Senso.

El actor se emocionó al referirse a «la valentía, el coraje y la templanza de Rafael Pacheco para llevar a cabo este proyecto». Aseguró que esta escultura formará parte del legado de Casar de Cáceres y recordó que bajo ella está enterrada una cápsula del tiempo con la historia del municipio, fotografías y cartas de amor a descendientes de muchos vecinos. «Todos habéis formado parte de esta creación», dijo. Senso que proclamó que «la soledad no existe» también tuvo un recuerdo a sus abuelos Marcelino y Juana, a quienes también les dedicó esta obra.

Forma parte de la escultura un panel con los más de 800 apellidos de los vecinos casareños que actualmente residen en la localidad. Los encargados de destapar la gran placa fueron la nonagenaria María Rocha Cortés junto a otro vecino, José Barrantes Mena. En representación de los futuros abuelos participó la pequeña Carla Vidal Del Sol. A partir de ahora serán los casareños quienes busquen entre los centenares de apellidos, que no están clasificados alfabéticamente, los suyos y también los de sus antepasados.

El alcalde en funciones, Rafael Pacheco, agradeció a las personas que participaron de este cambio. «A las que entendieron que podíamos hacer de esto un símbolo de concordia, amistad y amor. La Cruz era un símbolo de una parte de la sociedad y con esta escultura hemos querido que sea algo para toda la sociedad casareña», precisó.

Los músicos de la Banda municipal acompañaron en este acto ofreciendo temas populares. Con el «Déjate querer» de José Manuel Soto se hizo el reparto de cintas de color verde a todos los asistentes. En forma de ritual, para poner fin a este encuentro, Senso pidió que los asistentes colocaran las cintas a la persona que tenían al lado. El acto finalizó con algunos bailes y un aperitivo organizado por los alumnos del programa Degusta Casar. «Que esta plaza sea símbolo del amor y de unión siempre», exclamó Senso.