La lluvia paraliza por primera vez en tres décadas el Vía Crucis del Cristo de la Peña
La imagen tuvo que regresar anoche a la parroquia tras media hora de recorrido, cuando se encotraba a la mitad de la calle El Santo
Rabia e impotencia. Y mucha tristeza. Así definieron los Hermanos del Cristo de la Peña la noche vivida ayer, en el día más esperado del año para ellos. Minutos antes de la diez de la noche parecía que la lluvia daba una tregua a una larga jornada lluviosa de Miércoles Santo.
La Hermandad decidió sacar al paso para llevar la fe por las calles de la localidad. La talla de madera de inicios del siglo XVI lucía rodeada de una sencilla y elegante decoración floral. El Cristo estrenaba Cruz, de forma redonda al igual que las que había en siglos pasados, y que la Hermandad había adquirido recientemente en la localidad de Camas, en Sevilla.
Antes de salir, el párroco Ángel Maya se encargó de la bendición de la Cruz, sobre la que el Cristo está sujeto mediante tres clavos. Minutos después, el gentío ya aguardaba en la puerta de la iglesia para disfrutar de la salida de la imagen. El jefe de paso, Andrés Lucas, dedicó el levantamiento del Cristo a tres Hermanas que «este año han tenido un año duro». Acto seguido la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Paz de Mérida interpretó el Himno nacional.
Los más de treinta cargadores, muchas de ellas eran mujeres, ataviados con su traje típico, túnica blanca y capirote negro, iban aferrados a las andas de su Cristo 'Bueno', mientras marcaban sus pasos con los palos de madera.
En la calle Iglesia, una vecina le cantó la primera saeta. Esta vez el Cristo también iba escoltado, como cada año por un integrante de la Guardia Civil, al que se unió un casareño de la Policía de Cáceres. Quienes lo acompañaban miraban al cielo. Algunas gotas de agua crearon incertidumbre al inicio de la calle El Santo. En la cuarta Estación la Hermandad decidió colocar un plástico a la imagen.
No hubo tiempo para más, la lluvia se intensificó, el jefe de paso dio la orden de girar al Cristo a mitad de la calle El Santo, en las proximidades de la Travesía Luis Chamizo y El Cura. Los paraguas de quienes arropaban al Cristo hicieron acto de presencia. Los balcones y puertas sirvieron de cobijo a otros.
«Despacio, vamos despacio», reiteró en varias ocasiones Andrés Lucas a los cargadores, sabiendo de la responsabilidad de llevar de regreso en esas circunstancias de nuevo al Cristo a la parroquia. Lucas dedicó la última 'levantá' del Cristo a todo el pueblo casareño, también a los cargadores que agarraban con fuerza las andas en esos últimos instantes. «También va por vosotros», les dijo. Seguidamente José Miguel 'El Litri' le cantó la última saeta de la noche.
Y fue justo en el interior, ya sin capirotes que ocultaran sus rostros, cuando se vivieron los momentos de mayor desconsuelo y tristeza de la noche. Los hermanos tuvieron que dejar al Cristo junto a la Virgen de La Soledad, muy a su pesar, tras un breve recorrido. «No ha podido ser», decían. Abrazos y lágrimas entre quienes sienten una profunda devoción y fe por este Cristo negro, muchos de ellos heredados de sus progenitores. «Qué rabia, qué impotencia, después de un año esperando este momento», decía Almudena, que no podía evitar que su rostro se llenara de lágrimas.
«Es una pena, encima ya ha dejado de llover», se lamentaba otro integrante. Sara Mendo, Secretaria de la Hermandad, recordaba que desde el año 1992 (primer Vía Crucis con el Cristo) sólo en el año 2019 llovió, pero en aquella ocasión la salida del Cristo se retrasó y cuando dejó de llover la imagen recorrió las calles protegido por un plástico, y finalmente pudo celebrarse el Vía Crucis. Hay que recordar que aunque no fue por la lluvia, en los años 2020 y 2021, la situación sanitaria del coronavirus también impidió que el Santo Cristo se quedara en su capilla sin salir.

La lectura de las estaciones se terminaron de realizar en la parroquia y la Agrupación Musical interpretó varias marchas. Con un templo repleto de gente, con caras serias, se puso fin a una noche que no habían imaginado así. «El próximo año será, ¿qué le vamos a hacer?», zanjaban quienes rodeaban al Cristo.
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