

La Mesa del Ramo se ha podido celebrar hoy, pero con presencia de lluvia. A la una del mediodía, y tras la celebración de la Misa de Ánimas, decenas de personas arropaban la tradicional Mesa, repleta de productos típicos, ubicada en el número 18 de la calle Larga Alta.
A esa hora, cuando todos miraban al cielo, los mayordomos de la cofradía de Ánimas, Alejandro Tovar y Leandra Cebrián, llegaban a la puerta de su casa acompañados de sus ocho diputados; del párroco Luis Vidal Arias; de la alcaldesa, Marta Jordán; la consejera de Turismo; Victoria Bazaga y de varios concejales del equipo de gobierno y de la oposición. Todos han rodeado la Mesa de ofrendas que con tanto esmero y cariño habían organizado los integrantes de la cofradía a primera hora de esta mañana.
La lluvia ha hecho acto de presencia antes de la hora de misa, y no ha sufrido ningún desperfecto gracias al gran telón que cubría ese tramo de la calle. Pero pocos minutos después de que el sacerdote haya bendecido los productos y se hayan puesto a la venta, una gran tromba de agua ha vuelto a interrumpir en este tradicional encuentro que marca el protagonismo cada Domingo del Ramo.
Los asistentes han aguantado la intensa lluvia y han seguido comprando pese a que la situación no resultaba cómoda. Muchos se han protegido con sus paraguas y otros se han cobijado bajo los balcones de las viviendas próximas. «Es una lástima que haya llovido con todos los días al año que hay», han lamentado algunos de los presentes.
Uno de los diputados ha subastado una docena de rosquillas de alfajor, elaboradas especialmente por una vecina para la Mesa del Ramo. La subasta, que se ha iniciado en 30 euros ha finalizado entregando la bandeja de rosquillas por 75 euros. La Mesa estaba, como cada año, repleta de dulces típicos de la localidad y de otros municipios próximos. De las encinas colgaban los embutidos, y la miel, los cestos de fruta, las tencas y las tartas han vuelto a estar entre los manjares que hoy se han vendido.
«No recuerdo ninguna Mesa del Ramo lloviendo de esta forma tan intensa», han expresado otros vecinos. Aún así, y pese a las malas condiciones climatológicas, este acto tradicional ha podido celebrarse y todas las viandas se han vendido a quienes han querido seguir manteniendo la tradición de comprar productos bendecidos.
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