Una multitud presencia la recreación histórica del Privilegio de Sancho IV
Hace 728 años que Casar de Cáceres disfruta de su independencia
Los casareños volvieron a revivir anoche, ocho siglos después, el momento histórico de la concesión del Privilegio otorgado por el rey Sancho IV, que convirtió a Casar de Cáceres en un pueblo libre.
Hace seis años el Ayuntamiento comenzó a promocionar y divulgar, a través de una sencilla representación teatral, esta hazaña en la que se vieron involucrados en el año 1291 los mil habitantes que vivían en la aldea de Casar, en aquel momento perteneciente a la villa de Cáceres.
En estos años esta recreación histórica ha dado un giro importante, tanto en número de actores participantes como en asistencia de público. Anoche la plaza de España estaba abarrotada. Nada que ver a los primeros años en los que muchos menos curiosos querían conocer este hecho histórico. Ante la previsión de que la multitud se concentrara en este lugar para volver a presenciar este espectáculo, el Consistorio instaló dos gradas, con el fin de que la visibilidad fuera idónea para todos los asistentes. Se dotó además de una pantalla de veinte metros cuadrados, para que nadie perdiera detalle de esta gran función en la que participaron más de un centenar de actores y músicos.
A las ocho de la tarde, con estricta puntualidad, el desfile partió de la casa de cultura y discurrió por el Paseo de Extremadura y la calle Larga Alta. La banda municipal de música, que por primera vez participaba en este acto, deleitó junto al grupo Santuka, de una actuación acorde a la época. Así ambos grupos fusionaron, con distintos instrumentos, una pieza del siglo XII de autor anónimo, y que según indicó el director de la banda «se solía bailar en círculos en aquel momento».

Tras ellos el rey Sancho portando una antorcha junto a dos zancudos, y un gran grupo de aldeanos, bailarinas, villanos y caballistas de la asociación 'Virgen del Prado' participaron en este desfile, coordinado y dirigido por el grupo Karlik. Durante semanas los participantes, integrantes de varias asociaciones locales, han tenido que aprender sus diálogos, sus bailes y puesta en escena. La implicación de Perséfone, del aula infantil de teatro de la Universidad Popular, del grupo de madres Las violeteras o de Bandua Teatro, hicieron revivir, con todo lujo de detalles, los momentos más angustiosos vividos por los casareños del siglo XIII. En unos años en los que los nobles de Cáceres abusaban del poder para gravar a impuestos a los aldeanos, que no disponían de tierras para pastar o cultivar, y que vivían con temor y miedo a las represalias.

En esta recreación tuvieron especial protagonismo las mujeres del pueblo, acompañadas por sus hijos, quienes unidas se enfrentaron a los dirigentes de la villa para expresar su malestar. Así pedían de forma reiterada libertad, justicia e independencia. Una situación que pudo lograrse tras la audiencia que mantuvieron unos representantes de la aldea con el Rey Sancho IV, en un viaje a Sepúlveda (Segovia). Tras informar de la situación que padecían el monarca no dudó en emitir un edicto en el que hacia disponer a los aldeanos del término de media legua – 2.786 metros -, alrededor del núcleo poblacional. Fue ese 18 de febrero de 1291 cuando consiguieron el derecho de aguas, y concesión de tierras y pastos de forma libre.
Tras comunicar ese Privilegio real a los aldeanos, Casar de Cáceres disfrutó de esa anhelada libertad. En ese momento lo mejor era celebrarlo con un baile, en el que participaron un grupo de jóvenes voluntarias en esta representación junto con usuarias del centro ActívaT.
La Nave del Duende y la empresa de sonido Prosoni se encargaron de que anoche, en la plaza el espectáculo de luces, sonido y proyección de imágenes impactara a los asistentes. El acto se cerró con imágenes de la localidad, del antes y del hoy, de sus gentes y tradiciones.
El resultado de este espectáculo, presenciado por centenares de personas, y que se prolongó durante más de una hora llenó de orgullo a los casareños. Algunos presenciaron por primera vez este encuentro, y otros, lo llevan haciendo desde hace seis años. «Cada año es más bonito y participa más gente, merece mucho la pena», decían algunos de los presentes.
Y pese a que la historia es la misma, los diálogos varían para enriquecer y rememorar una historia muy lejana, pero que desde el Ayuntamiento quieren mantener en el presente de sus vecinos.
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