Niños casareños al frente de iniciativas solidarias
La recaudación de los dos puntos de ventas que se han instalado este verano en calles de la localidad irá destinada a la ayuda contra el cáncer
Los niños casareños destacan, entre otras cosas, por sus continuos gestos solidarios. Este verano las iniciativas para ayudar a los demás también son noticia en la localidad. En la Ronda de la Charca, a la altura del número 17, un grupo de amigos de nueve y diez años se reúne para poner a la venta todo tipo de abalorios a diario.
La iniciativa surgió de Irene Rey y Jimena Cebrián. La amigas, aficionadas a confeccionar todo tipo de pulseras y abalorios, decidieron poner el punto de venta, al que se unieron otros dos amigos, Antonio Fernández y Marina Durán.
Lo que empezó como un pasatiempo del periodo estival se ha convertido en una acción ejemplar. «Los vecinos comenzaron a dar donativos para comprar pulseras, también les han donado material para seguir con sus trabajos, y al ver que la hucha se llenaba han decidido donarlo», cuentan los familiares.
Además del entretenimiento que para ellos supone llevar a cabo esta iniciativa solidaria, saben que su ayuda beneficiará a niños enfermos. La hucha, que ya supera los cien euros, irá destinada íntegramente a la Asociación contra el cáncer infantil. «La gente nos dice que les encanta lo que hacemos, pueden hacernos encargos o comprar lo que tenemos hecho», cuentan los menores.



A las doce de la mañana y a las nueve de la noche salen a la calle con su mesa para exponer los trabajos que realizan. Quienes quieran colaborar con esta causa podrán visitar el pequeño puesto ubicado en la Ronda de la Charca y adquirir anillos, marcapáginas, llaveros o cualquier otro abalorio. «Estamos muy contentos de que nuestra iniciativa sirva para ayudar a muchos niños enfermos de cáncer», dicen.
Como ellos, otras tres niñas dedican su tiempo a ayudar a los demás con la venta de mascarillas. Las primas Rocío Moreno y Rocío Pacheco ya participaron de esta misma iniciativa solidaria el pasado verano. Este año la novedad es el artículo que venden. «Con el covid durante el confinamiento estuvimos haciendo mascarillas y coleteros para estar entretenidas y a mi sobrina se le ocurrió hacer el mercadillo solidario como el año pasado», cuenta Silvia Cortés, madre también de la pequeña Iria, de 3 años, que se ha implicado junto a su hermana y su prima en este proyecto.
Las tres salen a vender las mascarillas en el número 11 de la calle Iglesia. «Ellas hacen el pedido, venden las que están hechas, y recortan telas y yo las coso a máquina», detalla Cortés. Son mascarillas con doble tejido, que incluye filtro, y que se pueden adquirir a cuatro euros las de adulto y 3,50 euros las de niños. «También hacen oferta para dos unidades, y hay gente que le pide telas de colores de los clubes deportivos», destaca.
Cada mañana las primas se levantan con ilusión para instalar el punto de venta. Toda la recaudación será destinada, al igual que el pasado verano, a la Asociación Contra el Cáncer de Cáceres. «Llevan todas las cuentas de lo que venden, es una labor que les llena y saben que van a ayudar a otras personas», indica.
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