Magdalena, la mujer más longeva del municipio cumple 101 años
Nació el 22 de julio de 1915 y, a día de hoy, goza de buen estado de salud
Lucía Campón Gibello
Sábado, 23 de julio 2016, 10:37
María Magdalena Pérez Bermejo es de esas mujeres que estará eternamente agradecida a la vida. Y no es para menos. Ayer, 22 de julio, cumplió 101 años. Ya supera el centenario, y lo hace con buen estado de salud. Sus familiares reconocen que aunque es consciente de la fecha en la que nació, no le da importancia a las tres cifras que por fortuna sostiene.
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Ella sabe que es 22 de julio, pero no pronuncia que haya hecho 101 años, siempre se ha querido quitar años de encima, al médico le dice que tiene muchos menos, cuenta su nuera Marina.
Un año más, se mantiene como la mujer más longeva del municipio. Estoy estupenda, como bien y me encuentro de maravilla, expresó ayer a este diario la centenaria.
Ayer por la mañana, Ana Mari que lleva 14 años cuidándola en su domicilio la acompañó a la peluquería. Le gusta estar siempre guapa, es coqueta, dicen de ella.
Esta casareña residente en la avenida Constitución sigue saliendo a pasear por las calles próximas a su domicilio. Goza de buena salud, pese a que toma alguna medicación para combatir los achaques típicos de la edad. Tiene pastillas para la tensión, el colesterol y la diabetes pero lo normal ya en estas edades, señala su familia. El pasado mes de febrero estuvo hospitalizada un par de días por una anomalía que superó sin problema.
Su alimentación es variada. Por las noches le encanta comer sopa de ajo, además de gazpacho y sandía en estas fechas veraniegas.
Le gusta estar entretenida, sobre todo, repasando periódicos y revistas. A su edad no necesita gafas. En un momento de la conversación se arranca con un titular de una popular revista de la prensa rosa: Sara Carbonero ha dado a luz a su segundo hijo, lee en voz alta. Apenas le presta atención a la tele, le gusta más leer y se entera perfectamente de todo lo que lee, dice Ana Mari.
Otra parte del día la dedica a hacer ganchillo, una práctica de estas mujeres que también va quedando en desuso. Ella es muy activa, hay veces que me ayuda a doblar hasta calcetines, cuentan quienes la acompañan.
Cada día Magdalena le reza a la vida, una oración tras otra. Las recuerda sin complicación. Incluso, los sábados una religiosa acude a su casa para comulgar.
El día a día de esta casareña transcurre de forma sosegada. Ayer se la veía feliz soplando la vela de la tarta tras serle concedidas esas 101 primaveras, eso sí, sin querer pronunciar esa edad tan atípica que le sigue regalando la vida. A Magdalena sólo le hace sentir especial ese 22 de julio. El del año 1915 que la vio nacer.
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