Una de las noticias más esperadas cada mes de agosto llega cuando el Ayuntamiento desvela el nombre del pregonero de las fiestas patronales. En esta ocasión se ha concedido este cometido al casareño Germán Pacheco Borrella, profesional de la enfermería y especialista en salud mental, tanto en el ámbito nacional como internacional.
Jubilado desde el pasado 3 de mayo, Pacheco es Doctor en Enfermería por la Universidad de Alicante desde 2010.
Según han explicado desde el Consistorio, “la Corporación ha querido reconocer a una persona respetada y significativa en su ámbito profesional y como representante también de los casareños que emigraron y que han contribuido con su trabajo a mejorar el mundo de la enfermería”.
Este casareño de 63 años se marchó de Casar de Cáceres con 9 años. Como muchas familias, emigró junto a la suya a Cataluña en busca de una mejor situación económica. Atrás dejó su infancia en la plazuela de San Juan y las calles aledañas. Fue en la localidad de Albons (Gerona) donde cursó sus estudios básicos. Al fallecer su padre se trasladó junto a su madre y hermanas a Hospitalet de Llobregat (Barcelona) donde continuó con su formación. Se casó con Felisi Caballero, quien también nació en la calle El Santo, y se marcharon a vivir en 1984 a El Puerto de Santa María, para posteriormente ubicar su residencia de forma definitiva en Jerez de la Frontera. Es padre de dos hijas.
Comprometido con su profesión, Germán Pacheco descubrió su vocación por la salud mental cuando inició sus estudios en enfermería. Desde entonces se ha volcado con las personas que sufren algún trastorno mental y sus familias. “Por ellos he luchado para que sean atendidos en el sistema sanitario público como cualquier otro ciudadano con cualquier patología y por su integración social”, relata.
A día de hoy escribe artículos e investiga sobre ello, además de ofrecer conferencias en distintas ciudades e impartir docencia en algunas universidades españolas y vinculación con la de otros países.
Aunque desde hace unos meses no atiende a sus pacientes en las consultas, considera que no se ha jubilado intelectualmente. “Sería una mala señal si eso pasara”, dice. Ahora está sumergido en un trabajo de investigación sobre la necesidad de la atención de enfermeros en los primeros episodios de psicosis, que asegura suelen producirse con frecuencia en gente joven de entre 18 y 30 años.
Ser pregonero ha sido una grata sorpresa para él aunque reconoce que al principio le causó “cierta incredulidad porque es algo que no te esperas”. Se siente un casareño de pies a cabeza. “Las raíces no las pierdo porque forman parte de mi identidad”, asevera.
Pacheco pasa, siempre que puede, largas temporadas en su pueblo natal. Este año permanecerá hasta finales de septiembre. Aprovecha sus ratos de ocio y relax para, como dice, “disfrutar de las cosas sencillas de la vida diaria como ver la puesta de sol o la sonrisa de un niño que está en el parque”. Comparte ratos de charla con amigos de la infancia, recordando viejas anécdotas.
De su pueblo elogia monumentos como la parroquia y la estación de autobuses, a los que no duda retratar desde diferentes ángulos cada vez que puede; la gastronomía y sus quesos. Cuando camina se para en los pasos de peatones y lee las numerosas frases que jóvenes casareños dejaron plasmadas tiempo atrás. “Son frases reflexivas y profundas y eso señala que la juventud del pueblo es sana y tiene futuro, es un pueblo que está vivo”, resalta.
El pasado año vivió las fiestas del Ramo, lo ha hecho siempre que ha podido y que su trabajo le ha permitido. Subirse a ese escenario de la plaza es todo un reto. Estos días escribirá el pregón de las fiestas, el de su vida, el de su profesión y el de su persona como vecino casareño, y emigrante.
Con su nombramiento este pregonero quiere hacer un reconocimiento a sus compañeros, a los profesionales de la enfermería, y muy especialmente a quienes luchan por la salud mental.
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