
Lucía Campón Gibello
Jueves, 16 de marzo 2017, 22:18
Juani Vaquero es, para sus hijos, la mejor madre del mundo. Agrandando el término, una madraza. No sólo para sus hijos biológicos Francisco Javier y Jesús, sino también para Mahmud Ahmedsalem, un joven saharaui que desde el pasado mes de octubre es su hijo de acogida.
Es el primer adolescente saharaui que tiene la oportunidad de estudiar un curso escolar completo en la localidad gracias al proyecto Madrasa. El nombre de este proyecto significa escuela en hasanía, el dialecto que se habla en los campamentos de refugiados saharauis. Se trata de un programa de acogida temporal por estudios para niños a partir de los 12 años. En 2016 diez niños fueron acogidos por familias en distintos pueblos de la región, tras haber convivido previamente con el proyecto Vacaciones en Paz.
No es la primera vez que este adolescente ocupa un lugar importante en la casa de estos casareños de la calle Valle del Jerte. Lo había hecho ya durante seis veranos con el programa Vacaciones en Paz, y que organiza la asociación Amigos del Pueblo Saharaui. Llevaba dos años sin poder venir, pero su familia de acogida solicitó que pudiera regresar, esta vez, para cursar sus estudios de Secundaria. Es un niño muy bueno y educado, donde quiera que va o lo lleves se comporta de maravilla, nos tiene a todos locos de felicidad, dice su madre de acogida.
El objetivo es que los niños puedan estudiar en condiciones adecuadas y consigan mejores expectativas de futuro. Tienen que obtener buenos resultados para que puedan continuar estudiando en años posteriores, por eso se deben esforzar y aprobar, explica Paco Galán, vicepresidente de la Federación provincial del pueblo saharaui y de la asociación local.
Este joven de 15 años, que el próximo 5 de mayo cumplirá uno más, acude cada día al instituto Vía de la Plata, en donde se siente muy a gusto con sus compañeros y profesores. Me gustan las asignaturas pero lo que peor se me da es el inglés y la escritura, dice. Su experiencia en España durante varios años le sirvió para aprender el castellano, con el que se desenvuelve sin problema.
Mahmud está integrado en el municipio como un casareño más. Su tiempo libre lo dedica a estudiar, y a uno de sus pasiones, el fútbol. De hecho juega en la AD Casar en la categoría cadete.
Los ojos de Juani brillan de emoción cuando recuerda cómo hace 17 años comenzó a acoger niños saharauis. Lo hizo tras el fallecimiento de su marido. Me quedé vacía porque viví junto a él muy feliz, y con su muerte ya perdí las ganas de todo, no quería ir a ningún sitio, y recuerdo que me llamaron del Ayuntamiento para decirme que si quería acoger a un niño saharaui, y tras consultarlo con mis hijos lo hicimos y esto es lo que me ha dado vida, relata.
En todo este tiempo sólo ha interrumpido este trámite un año por motivos de salud. Tenía que operarme y no quería que nadie me tuviera que cuidar al niño que yo acogiera, pero cuando veía a otros niños pasar me decía a mí misma que por qué no lo había traído y lo pasé mal, explica. Para ella el programa Vacaciones en Paz le ha dado vida. La presencia de varios niños en su casa le ha reconfortado, y le hace sentir bien consigo misma. Somos una familia humilde, donde comen tres, echas un puñado más de comida y come otro más, nos dan mucha ropa y Mahmud tiene todo lo que necesita, cuenta.
Sus hijos también sienten pasión por su hermano de acogida. Todo lo mejor es para él, que no le falte de nada porque lo tienen en bandeja, cuenta. Mahmud sabe que es afortunado y aprovecha la oportunidad de poder cursar sus estudios fuera de su país. Allí todo es diferente, pero también estaría estudiando, dice.
La idea de Juani es traer también a la hermana de Mahmud a su casa este verano. Ojalá pueda venir y también he solicitado a otro niño que estuvo el año pasado, y si Mahmud pudiera quedarse tampoco me importaría, dice ilusionada.
De momento, Mahmud estará junto a ella hasta que finalice el curso escolar. Quizás regrese en verano al Sáhara, y si es posible regresará en septiembre para volver a iniciar sus estudios en Casar de Cáceres. Me encantaría que eso pasara, dice Juani.
Ella ha conseguido formar una familia numerosa cada verano. Junto a ella residen sus dos hijos, y la vida le sigue dando grandes oportunidades, ya que desde hace unos meses se siente orgullosa de tener bajo su techo a su querido y adorable Mahmud.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.