Lucía Campón Gibello
Jueves, 1 de febrero 2018, 22:56
Los pirulís son el dulce más esperado cada año por San Blas. Se trata de un característico caramelo, que presenta una forma cónica, y con el que niños y mayores disfrutan de forma exclusiva cada mes de febrero.
Desde hace décadas siempre ha habido alguna casareña encargada de su elaboración para donarlos al patrón casareño. Hace nueve años Emilia Sanguino le tomó el testigo de esta laboriosa tarea a Maxi Espada. Comenzó a donarlos cuando se vinculó a la mayordomía de San Benito y San Blas en el año 2009. Recuerdo que el primer año tuve que tirar muchísimos porque no era capaz de hacerlos, era difícil porque nadie me dijo las cantidades exactas y el tiempo de espera, explica.
Hoy día reconoce que sigue teniendo algún que otro contratiempo pero ha logrado elaborar para este año 1.500 piezas de este típico caramelo que tiene tres ingredientes claves: agua, azúcar y vinagre. Son muy laboriosos y de una sola tanda se pueden hacer unos noventa, aunque dedico entre 15 y 20 días a hacerlos, dice. Sus años de experiencia le han hecho amañarse con una receta que pocos conocen en la localidad.
Una vez hecho el caramelo se vierte a un papel blanco de folio, al que previamente se ha dado una forma cónica. Este envoltorio se clava en una tabla que cuenta con decenas de agujeros, y una vez rellenos es donde se dejan reposar y enfriar. Para conseguir su verdadera particularidad se le añade un palito, con el fin de que los vecinos disfruten de su consumo como si de una piruleta o chupa chups se tratara.
Los de Emilia tienen un formato más pequeño a los que se hacían antiguamente. Su hermana Prado destaca los que elaboraba La Pola para venderlos en la plaza del Ayuntamiento. Les ponía una almendra y eran un poco más grande, apunta.
Los amantes de los pirulís sólo disfrutan de ellos en la festividad de San Blas. Se venden todos los que se hacen, dice Emilia. Hace unos años los donó para la festividad de Santiago, pero no tuvieron éxito porque no resistían a las altas temperaturas del mes de julio. En alguna ocasión también los ha regalado al municipio vecino de Santiago del Campo en las fiestas de su patrón, San Marcos.
Este año Emilia, que también forma parte de la Hermandad de San Benito y San Blas, continúa con su compromiso de elaborar los caramelos y asegura que los pirulís no pueden faltar a la cita el mismo día en que se reparten las roscas y cordones en honor a este Santo. El dinero recaudado se destinará a los santos y el mantenimiento de su ermita.
Este sábado muchos casareños saldrán a la calle en busca de los pirulís, el caramelo más famoso de Casar de Cáceres, el que cuesta despegar de un papel blanco, pero que endulza centenares de paladares. La gente nos dice que cambiemos el papel pero el que usamos es el único que resiste y no se deshace cuando echas el caramelo caliente, puntualiza su creadora.
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