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Toribio lleva 35 años como capataz de la Virgen de la Soledad.
Toribio Barrantes, más de media vida de capataz de La Soledad

Toribio Barrantes, más de media vida de capataz de La Soledad

Desde 1983 es el encargado de dirigir el paso de la Virgen

Lucía Campón Gibello

Martes, 27 de marzo 2018, 20:28

El casareño Toribio Barrantes Carrero lleva más de media vida como capataz de la Virgen de la Soledad. Se estrenó en 1983, año en el que fue diputado de la cofradía de la Vera Cruz. Al año siguiente representó al colectivo como mayordomo, y a partir de entonces no ha cesado en su puesto de dirigir a los costaleros que cada año cargan con la Virgen durante la Semana Santa.

De hecho es el capataz más antiguo de la localidad. Toribio recuerda que cada año en la cofradía estaba gente conocida y me pedían que lo hiciera yo, y ya es algo habitual, aclara. En todo este tiempo, sólo ha faltado a este puesto dos veces. Un año fue porque cargué con el Nazareno y otro tuve que dirigir el paso de El Huerto, resalta.

Durante tres décadas participaba como capataz en un único desfile, pero desde los últimos seis años lo hace en las tres procesiones en los que está presente la La Soledad.

Este casareño, de 63 años, reconoce que para desempeñar esta función hay que ser responsable con lo que se dirige porque, en cualquier momento, en un descuido se pueden ocasionar daños a la imagen, explica. Sobre todo en los momentos más complicados de entrada y salida a la parroquia, o en el acceso a la ermita tras la procesión del Silencio en la noche del Viernes Santo. No obstante, se alegra de que nunca haya habido que lamentar ningún percance.

Devoto de la Virgen, recuerda que un año que quiso cargar con ella no pudo salir en procesión. "Estaba haciendo la mili pero llovió mucho y no salió", relata. En estas tres últimas décadas la Virgen siempre ha salido. Un año estuvo a punto de suspenderse, y se comunicó que se haría el traslado acortando el recorrido por la calle Nueva hacia su ermita. Dejó de llover en ese momento y la gente pidió que saliera en la procesión habitual y ordené que se diera la vuelta y empezara el recorrido de siempre, dice.

Una de las anécdotas que se le vienen a la memoria fue cuando ordenó recoger a la Virgen nada más salir de la parroquia para iniciar la procesión. Lo hice porque ninguna mujer quería caminar y empezar el desfile, todas quieren esperar a que la Virgen lo haga, y desde ese momento he decidido que la Virgen sale y la llevamos directamente hasta la calle El Santo, puntualiza. La decisión de entrar a la Virgen duró pocos minutos, ya que volvió a salir de inmediato.

Este casareño, que trabaja en su quesería ubicada junto a la ermita de La Soledad, ha traspasado la devoción por la Virgen también a sus hijos, quienes son asiduos a cargar con la imagen. Y también hace hincapié en la devoción de años atrás, que según dice, era mucho mayor que la de ahora. Sobre la puja por cargar con las imágenes destaca que por la Soledad y el Nazareno siempre se ha pagado muchísimo como sucede ahora, pero por el resto de imágenes muy poco.

Este Jueves y Viernes Santo, Toribio Barrantes. Se encargará de que los costaleros, hagan un buen recorrido, y que la Virgen luzca firme y segura sobre los brazos de los 18 cargadores. Lo lógico es que subiendo la calle El Santo los más altos vayan detrás y delante por la calle Larga, pero cada uno paga por su brazo y no quieren moverse, zanja.

Entre sus familiares y amigos también se encargan de preparar las escobas que prenden en la gran hoguera que cada Viernes Santo recibe a la Virgen en el regreso a su ermita.

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