

Las instalaciones de la piscina municipal están desde hace unos días controladas por varias cámaras de videovigilancia. El Ayuntamiento ha invertido 1.200 euros en este sistema para prevenir el vandalismo, principalmente, en horas nocturnas.
Durante este verano se han producido varias entradas por la noche en el recinto, que han ocasionado robos en el quiosco del bar y destrozos en las instalaciones. Ante estos hechos, se decidió que esta zona pública quedara vigilada mediante cámaras. El registro de imágenes estarán bajo el control de la Policía Local.
A partir de ahora, quienes decidan campar a sus anchas por el recinto de la piscina cuando esté cerrado al público y ocasionar cualquier daño se enfrentará a multas que van desde los 601 a los 30.000 euros, según establece la Ley Orgánica 4/2015 de 30 de marzo de Protección de la Seguridad ciudadana.
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