Talleres y catas para aprender sobre los quesos

En poco más de media hora los niños viven una experiencia que les llama la atención. Se visten de forma adecuada para hacer queso, ataviados con batas, guantes o gorros. Luego ven que la cuba de cuajado está lleno de leche líquida. La reconocen perfectamente. Y justo en ese momento les explican que echando el cuajo la leche se volverá sólida, para después cortarla y comenzar a elaborar los quesos. «Para ellos es como hacer magia», explican los monitores del taller. Luego son los niños los que se encargan de coger la leche cuajada y retirarle el líquido para dar forma a su pequeño queso que se llevan a casa como regalo.

Para los adultos se han organizado catas durante todo el fin de semana. De forma gratuita, asisten a una pequeña demostración de algunas de las variedades de quesos que participan en esta muestra y que forman parte de la Asociación Ruta Europea del Queso.

Los responsables de las queserías participantes les explican las características de sus quesos. El de Mahón (Menorca) es de leche de vaca, con más de un año de curación. El de Idiazábal, también con Denominación de Origen Protegida, tiene como peculiaridad que se elabora con leche cruda de oveja y cuajo animal (concretamente es el estómago del lechal que ha mamado de la leche de la madre). La Torta del Casar, sin embargo, usa el cuajo vegetal, el procedente del cardo cynara cardunculus para conseguir ese sabor intenso.

En estos encuentros, los asistentes conocen más sobre los procesos de elaboración y tipologías de quesos. Así tienen más claro cuales adquirir y llevarse a casa para seguirlos degustando.