

Este 15 de septiembre ha sido especial para buena parte de los casareños. Su patrona ha vuelto a la localidad por la puerta grande tras tres años sin poder hacerlo por las restricciones sanitarias marcadas por la pandemia. El pasado año llegó directa a la parroquia.
Los devotos de la Virgen del Prado hoy se han echado a la calle para estar junto a ella, para cargarla, lanzarle peticiones y agradecimientos o simplemente para verla muy de cerca. A las ocho de la tarde la imagen de El Niño y la de la Virgen han hecho acto de presencia en la Ronda del Egido del Santo. Desde la ermita de La Encarnación ha estado acompañada por los jinetes y amazonas de la Asociación ecuestre Virgen del Prado, quienes han encabezado el desfile.
Tras los caballos han caminado representantes de las hermandades y cofradías locales, que portaban sus varas y estandartes. En este día tan señalado la cofradía de La Encarnación ha estrenado su estandarte. «La Cofradía no había tenido nunca uno y vamos haciendo cosas nuevas», han expresado sus integrantes.
Hoy se han vuelto a ver los trajes típicos para recibir a la Virgen, en niños (algunos recién nacidos) y mujeres. La Virgen ha lucido el mismo traje y manto de color azul que trajo hace tres años a la localidad, y que fue donado por la familia Vidal Barrantes.
Muchos niños se han encargado de portar la imagen del Niño, mientras que hombres y mujeres han cargado con la patrona. El desfile se ha prolongado desde la calle Larga Alta, plaza de España y Avenida Constitución durante 45 minutos. Durante el recorrido se han vivido momentos de emotivos, con los cantos y aplausos que le han regalado.
Han sido muchos los mayores de la localidad que han querido acompañar a la patrona, haciendo el recorrido, aguardando su presencia en las puertas de su casa o esperando su llegada a la iglesia.
En la parroquia también le han cantado dos veces La Salve, y los casareños le han entregado flores, que lucirán sobre el altar, en el que la Virgen permanecerá hasta el próximo 25 de septiembre.
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